Después de comprar las todo el kit de dueña de perro entraron en el pueblo para desayunar en una terraza.
Migo sabía andar sin correa. Estaba sentado como a un metro de ellos.
Hacía un sol maravilloso. Un día familiar... Parecía que llevaban juntos muchos años.
Un hombre paró una gran moto en la calle, a unos cinco metros de ellos. Se bajo rápido sin quitar las llaves del contacto y camino firmemente hacia la mesa donde estaban. No se había quitado el casco.
Se paró ante el perro. El gesto corporal era tenso. Como de enfado.
Ante su estupefacción, estuvo unos minutos mirando al perro. Migo bajo las orejas y se humilló tumbándose con un gesto que no le había visto nunca. No sabía bien qué estaba ocurriendo.
5 comentarios:
Te puedes creer que me se el final, y estoy hasta nerviosa??
yo no me lo sé! por dió! no me dejes en este páramo!!!
yo no me lo sé! por dió! no me dejes en este páramo!!!
Qué intriga, me temo lo peor...
queremos el capítulo IX please!!!
Publicar un comentario