jueves, 14 de febrero de 2013

Temprano madrugó la madrugada


Loretto estaba haciéndose un vestido y nos dió un resto de tela. Era una tela de lunares grandes. Con mucha maestría, la recortaste circularmente, dejando un contorno a cada lunar. Dos ojos con los que remataste la marioneta que estabamos haciendo con unos calcetines y un cartón de huevos. Yo intenté hacer los mismo y me quedó fatal. Al final tuviste que recortar también los míos o se acabaría la tela y mi marioneta quedaría ciega...

Siempre fuiste el más habilidoso y el que tenía la genial ocurrencia.  El que construía la cabaña más consistente e inventaba el objeto más raro para meter en la jaula del hámster. Creabas artilugios indescriptibles y a mi me parecían magia.

Eres mi primer amigo. Paseamos Guadacorte como si fuera nuestra casa... En bicicleta, en patines, en moto... Hicimos guerras en todas las obras de las casa nuevas. No se nos resistió ningún montón de arena. Inventamos mil trastadas y también nos peleamos alguna que otra vez. Siempre seguidos por Laila, una preciosa pointer que te amaba y te seguía incondicionalmente. Cuanta tristeza sentimos el día que desapareció...

Sería imposible tener una infancia más maravillosa que la mía, y no ha existido posible acompañante mejor que tú. ¡Cuanto aprendí de mi genial compañero!. De las cosas que vives en ese periodo de la vida no te desprendes nunca. Contigo observé el mundo y aprendí a mirar.

Creciendo, desarrollando mi vida en Granada... y tú haciéndote el genial artista excéntrico en el que te has convertido. No sé de que manera,  pero la energía que nos unía se ha transformando. Inevitablemente hace años que hemos perdido la conexión diaria, pero siempre hemos sabido el uno del otro a través de pequeños encuentros, y por nuestros padres que también andan unidos por un amor inmenso, casi fraternal. Esa energía que nos enlazaba me inunda cada vez que veo algo que tus ha creado con tus manos. Magia pura.

La vida es un continuo zarandeo. Esta semana ha sido triste, un manotazo duro, un golpe helado, como decía Miguel Hernández. Paradójicamente, vengo retomando recuerdos borrados y con gusto los acomodo en mis pensamientos y disfruto de ellos. Este choque me está sirviendo para descubrir cuanto te quiero y lo grande que fue nuestra amistad aunque nunca te lo dije. Siempre vamos tarde en eso de narrar los sentimientos.

Estos días están siendo muy luminosos... Y esta luz no puede ser un capricho. Es un regalo tuyo. Sonrío pensando casi con envidia que Laila y tú estáis juntos de nuevo paseando y cuidando de todos los que te hemos perdido. ¡Hubiésemos querido decirte tantas cosas!

En mi nueva casa tus esculturas me miran serenas y en el despacho la señora de la maleta me acompaña desnuda esperando para iniciar su viaje. Siempre estás conmigo Gonzalo.

Carlos Sánchez de Medina Alcina


miércoles, 6 de febrero de 2013

Martes de escapada





Es necesario de vez en cuando ventilar mi azarosa vida cotidiana, respirar fuerte por las ventanas o los resquicios de estas habitaciones a veces apretadas de citas, tensiones y plazos.  Ayer noche, hice un ejercicio de plein air  y me fui al concierto de Neil Halstead, y exactamente eso fue para mi, un momento de aire fresco, una islita en medio de la semana donde sentir el viento en la cara.

Qué hermosa voz, qué conmovedora sencillez, qué ternura.

De pronto era como sentir el sol en la cara, morder una manzana, besarse bajo un árbol. Canciones que son como pisar en la nieve, calentarse las manos en el fuego, tumbarse en la arena, escuchar el viento entre las hojas.  Una amiga que me acompañó ayer a este maravilloso concierto en Planta Baja me decía que eran canciones perfectas para el amor, pienso que si....

...para hacer el amor sobre la hierba.

“Palindrome Hunches” Neil Halstead. Os lo recomiendo.