martes, 23 de noviembre de 2010

Ella que todo lo tuvo

Os aseguro que no fue la portada lo que me llamó la atención, de hecho creo que es de las portadas más cursis he visto en todos los días de mi vida, fue una entrevista de la autora que escuché en la radio la que me llevo a encargar un ejemplar a mi simpático comercial del circulo de lectores, menudo acierto.
Es una novela que se anuncia como el drama de una escritora que se marcha a Florencia para tratar de superar la muerte de su marido y su hija, pero cual es la sorpresa del lector cuando comienza a descubrir que la historia es una especie de culebrón Venezolano tan excesiva y llena de momentos truculentos que uno ya no sabe si esta leyendo Dr. Jeckyl y Mr Hyde o el Pajaro Espino.
En la historia hay:
Escritora doliente por la muerte de su marido e hija de corta edad que es incapaz de retomar su oficio, desaparición misteriosa de los cadaveres, señora misteriosa que, cual D ª Beija, ofrece su desnudez con sólo una mascara y una capa de seda a hombres con problemas emocionales, desdoblamientos de personalidad, librero misterioso con pasado de sacerdote poco casto, enamoramientos a primera vista, misterioso intercanbio epistolar, busqueda de un diario de Giuliano de Medicis, sexo mistico y trascendente, abusos a menores...
La trama es tan excesiva, recargada y hasta rococó que a veces resulta cómica, en definitiva la autora nos engaña, y tras una pátina de misterio y buen estilo termina vendiéndonos una novela romanticona para mujeres ávidas de amores tormentosos y sexo apasionado. Una más de las de canto rosado solo que a esta la premiaron con un premio importante.
En definitiva una auténtica estafa.
Tras su lectura me marcho con el Capitan Ahab a buscar a Moby Dick que creo que me servirá de antidoto contra tal alta dosis de cursileria.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Mala racha...merecida




Qué mala racha llevo...


Mala racha lectora, aunque como dice mi amante esposo lo tengo merecido.


Rapiño cualquier segundo al día para leer y trabajo me cuesta: tengo que cargar libros en el bolso del trabajo a costa de deslomarme, arriesgo el tipo en el autobus cuando no hay asientos, me duermo más tarde de lo que debiera y no saco tiempo para ir al gimnasio o a la peluqueria...En fin, una hace sus pequeñas renuncias para poder disfrutar del placer de la lectura. Es complicado ser una lectora voraz y madre trabajadora.


Ese es mi problema, soy una lectora voraz. Soy una lectora bulímica. Acostumbro a apuntar reseñas de las revistas, me paseo por las librerias con una libretilla y estoy atenta a cualquier recomendación literaria, no discrimino ningún genero, autor o temática (salvo las novelas "rosa" o las mal llamadas novelas romanticas, eso ya lo sabeis).


Esa bulimia la acompaño con una inexplicable manía: nunca dejo un libro a medias, al igual que me pasa con las personas siempre les doy una oportunidad, en el caso de los libros se prolonga hasta la última página y hasta el epílogo si es que lo tienen. Por eso mi marido dice que lo tengo merecido, y esta vez, sin que sirva de precedente, le voy a dar la razón.


Las dos última novelas que he leido me han dado un buen escarmiento, y aunque estoy segura que no me corregirán la manía de terminar siempre los libros, creo que el trauma que me ha provocado su lectura me va a mantener replegada en grandes clásicos de la literatura por una larga temporada, una pena, por que tengo en mi libreria una gran cantidad de novedades literarias que van a quedarse cerradas hasta que pierdan ampliamente el calificativo de "novedad".


Voy a desollar esos dos titulos, por que si, por que se lo merecen, por que yo me he ganado el desagravio con creces agotando mi escaso tiempo libre entre sus páginas. Atentos a las siguientes entradas que va a haber sangre!!


....CONTINUARA

Musico de guardia


Hay musica que entra directa al corazón, canciones que pulsan todos los resortes, despiertan todos los recuerdos y a veces barren todas las esquinas sacando brillo a pensamientos olvidados, desplegando sentimientos que se esconden arrugados en las papeleras del alma.


Canciones que se quedan dentro, enmarcando lo que sentimos, lo que amamos o lo que soñamos.


Las canciones de Quique Gonzalez son así, piedras pulidas y brillantes que sumergidas en tu vida llegan a convertirla por un instante en un "Daikiri Blues". Una extraña alquimia la de las buenas canciones, la de la buena música.


Hace un par de semanas lo tuve de nuevo aqui en Granada, en una segunda vuelta de la gira de su último disco, digo lo tuve por que para mi ir a un concierto suyo es casi como sentarse en un bordillo tomando una cerveza con un colega que toca la guitarra y canta, sobre él, sobre ti, sobre la vida que compartís, los libros que leeis, sobre las cosas que os emocionan. Una perfecta sintonia, una perfecta intimidad la que consigue con su voz, con su música, con la estupenda banda que lo acompaña y con su honestidad de musico de guardia para todos los que lo seguimos y lo queremos.

domingo, 12 de septiembre de 2010

el vuelo de tu vestido

conmovida...
porque alguien que se dice gris sienta con la intensidad suficiente para dedicarme esta canción. porque se puede amar durante una sola noche, porque existen historias que giran alrededor del deseo y la cercanía, porque sin hablar de amor puedo maldecirte cuando te extrañe de madrugada...
porque somos elásticos y poliédricos por dentro...capaces de vivir muchas más emociones y pulsiones de las que creemos.

"No sabes lo que haces al acercarte tanto,
no sabes que provocas primero risa... y luego llanto,
no sabes que tus manos son diferentes a las mías,
y que cuando tú te marches se me llenarán de heridas.

No sabes lo que provocas al desordenarte el pelo,
que me he de morder la boca y no decir... te quiero,
no sabes que tu risa es el mayor de mis laberintos,
y que cuando tus ojos falten en los míos nacerá un abismo.

No quiero tener que odiarte cuando de madrugada
sea tan solo tu recuerdo el que se meta en mi cama,
desordenando mis instintos naturales y fecundando en mis brazos el deseo de abrazarte,
no pido más... que seas real.

No ves que voy prendido del vuelo de tu vestido,
y que mi mente loca aún te desabrocha la ropa,
no sabes que del viento he colgado más de un beso
y así de esta manera poder besarte con su aliento.

No quiero quererte si no puedo tenerte,
no quiero desearte si no voy a alcanzarte,
no pido más... que seas real"


http://www.youtube.com/watch?v=KdXYaxDbWIk&feature=related

jueves, 26 de agosto de 2010

Latidos a ritmo de country


Hace demasiado calor para dormir...

Agosto se muere y yo veo peliculas hasta que me duermo. No es el plan ideal para una noche estival, pero es que hace calor para cualquier cosa que no sea estar inmovil. Ya me muevo bastante durante el dia.
Esta noche no me he dormido por que he visto una pelicula que me ha encantado. "Corazon rebelde". El titulo no promete mucho, tampoco el americano era mucho mejor "Crazy heart", sin embargo la pelicula es estupenda, y en ella se sale uno de mis actores favoritos Jeff Bridges, uno de esos tipos con la cara esculpida por la vida y de cuyo cuello te colgarias aunque te saque veinte años....o mas.

Lo mejor de la pelicula, aparte de él, es que esta llena de musica, hasta en los silencios.

¿Como volver atrás cuando se ha ido demasiado lejos? ¿Por donde empezar a limpiar el jardin cuando esta tan cubierto por mala hierba que no es posible llegar a las flores sin llenarse las manos de espinas? Esas son las preguntas que formula la película. Preguntas al ritmo de country amargo y tambien dulce, cantado estupendamente por el propio Bridges.

La he visto y me han dado ganas de echarme a esos caminos con la guitarra que no se tocar...me han dado ganas de cantar aunque sea para mi misma. Me han dado ganas de cumplir mi sueño de hacer la ruta 66 en descapotable. Mañana me compro una hucha.

martes, 10 de agosto de 2010


Hay libros de los que cuesta salir.


Terminan como una despedida en una estación, vas pasando páginas y te vas alejando, consciente de que se acerca el final, es inevitable, deseas saber que pasará, pero no quieres que acabe, no quieres marcharte, quieres quedarte dentro mucho tiempo, seguir junto a los personajes, observándoles, persiguiéndoles, amándoles.


Acabo de cerrar uno de esos libros y estoy desorientada y quizá un poco dolorida, inquieta. No todos los libros acaban bien, tampoco podía esperar un final feliz. Sin embargo, durante el tiempo que me han ocupado sus setecientas veinticinco páginas me han pasado muchas cosas: he aprendido, me he divertido, he tenido miedo, he sentido odio, incluso me he enamorado. Es lo que pasa con la literatura, la vida se multiplica.


Asi que, como imaginais voy a recomendarlo, se trata de "El asedio" de Arturo Perez Reverte. A todos aquellos que teneis prejuicios y colocais a Reverte entre autores de intrascendentes best sellers, os diré, que si no os desprendeis de esas ideas preconcebidas os perdereis una estupenda experiencia y lo sentiré mucho por vosotros.


Es una grándisima novela. Lenguaje preciso, limpio, el ritmo perfecto para enredarte, atraparte en espirales de intriga, acción, reflexión. Diálogos tan vivos que levantan ante ti a los personajes, y ya no lees lo que dicen, puedes escucharles hablar, respirar, sentir. Y que personajes... complejos, humanos, reales sin compasión.


No queria terminar, pero he terminado.


He paseado por Cadiz, y la he encontrado tan antigua y fascinante como cuando pasee por ella con alguno de vosotros. He navegado por la Bahía, me han besado como se besa en los amores imposibles, he perseguido a un criminal, he encontrado a mi pais con sus grandezas y sus miserias y he visto el alma humana oscura y misteriosa como es en realidad. ¿Que más se puede pedir a una novela? No os la perdais.

viernes, 18 de junio de 2010


Hay días en que mi vida se desliza entre áridos paréntesis, y pienso, pienso que tengo el corazón lleno de buzones en los que dejo los mensajes y las palabras que la gente que quiero necesita y que se quedan ahí sin enviar, por que estoy siempre demasiado ocupada, enredada en un sin fin de obligaciones y citas, sin poder timbrar ni remitir lo que siento. Y llega la noche, y pienso en todo lo que tengo pendiente, y las palabras me rebotan dentro cansadas de verse pospuestas, aburridas de excusas y disculpas.


Pero esta noche me siento aqui, delante con las letras que escapan en negrita para decir solamente. Te quiero amiga mia.

lunes, 31 de mayo de 2010

"Si sigo escribiendo convertiré nuestro lugar en un océano"

No es mia, es de alguien a quien quiero y me parece lo más bonito que he leido ultimamente.

sábado, 22 de mayo de 2010

Principiantes


Este mes el autobús esta lleno de poesía, no por que a los viajeros les exijan un pareado al abonar el billete (sería divertido) Es por el Festival de Poesía, para promocionarlo han cubierto las ventanas del bus de adhesivos con poemas. A veces tengo que retorcerme, empinarme e incluso apartar a alguien disimuladamente para poder leerlas. En fin, ya sabéis que el autobús es el lugar donde consigo rapiñar unas pocas líneas en este frenesí de vida que llevo, también en el autobús es donde se me han ocurrido la mayoría de mis post. Es prosaica mi vida, si.

En fin, teniendo en cuenta que el autobús, en estos tiempos, es mi rincón literario por excelencia, me gusta cuando se llena de poesía aunque sea en forma de adhesivos. Y además una de las poesías que circulan conecta casualmente con el libro que estoy leyendo y del que quiero hablaros hoy.

“La botella vacía se parece a mi alma”

Es el primer verso del poema, escrito por Caballero Bonald, mi libro es “Principiantes” de Raymond Carver, la versión sin retoques de “De que hablamos cuando hablamos de amor”.

“La botella vacía se parece a mi alma” De botellas vacías y de almas secas habla Carver en sus relatos. Tragedias cotidianas y no por ello menos dolientes. Las palabras te golpean con un ritmo perfecto desgranando el descorazonador panorama de unas vidas rotas, insalvables o vidas que languidecen aferradas al alcohol o a la rutina.

A veces me quedo sin aliento y en el autobús tengo que disimular las lágrimas por que el dolor de esas vidas podría ser un dolor cercano, el dolor que hay detrás de las cortinas o en el patio trasero de la casas, el dolor de la perdida irreparable, de la vida desperdiciada, de la ocasión perdida. El dolor real, de la vida real.

En medio del dolor también hay poesía, y en el libro hay destellos, no de esperanza, pero si de ternura o compasión. Personajes hermosos apenas perfilados pero que conmueven, momentos con la magia que también a veces puede revestir lo cotidiano.

Un libro hermoso, duro, de esos que se quedan dentro mucho tiempo, de los que dejan pensamientos que se temen pero que son absolutamente necesarios.


La botella vacía se parece a mi alma

Solícito el silencio se desliza

por la mesa nocturna,

rebasa el irrisorio contenido del vaso.

No beberé ya más hasta tan tarde.

Otra vez soy el tiempo que me queda.

Detrás de la penumbra

yace un cuerpo desnudo

y hay un chorro de música insidiosa

disgregando las burbujas del vidrio.

Tan distante como mi juventud,

pernocta entre los muebles

el amorfo, el tenaz y oxidado material del deseo.

Qué aviso más penúltimo

amagando en las puertas,

los grifos, las cortinas.

Qué terror de repente de los timbres.

La botella vacía se parece a mi alma.

Por las ventanas,

por los ojos de cerraduras y raíces,

por orificios y rendijas

y por debajo de las puertas,

entra la noche.

José Manuel Caballero Bonald.

martes, 16 de febrero de 2010

Merecidísimos premios




Es indiscutible que en los periodos de crisis se gestan grandes ideas, puede que esa sea la razón por la que este año pasado ha sido tan prolífico para nuestro cine. No he tenido la oportunidad de verlas todas, pero las que elegí no me decepcionaron, muy al contrario, me sorprendieron. Por eso, este año he enfrentado la gala de los Goya de otra manera. Mis apuestas no estaban claras, primero por no haber visto todo lo que requería la ocasión, y segundo porque dudaba en algunas categorías por la calidad tan alta de los trabajos. No pude estar más de acuerdo con el Goya de actor revelación para Alberto Amman. Ántes de ver Celda 211 había escuchado que todos hablaban de la interpretación de Luis Tosar encarnando a Malamadre. Pero para mí la sorpresa de la película fue la increíble puesta en pie del personaje de Juan Oliver, por un actor desconocido y brillante. Me pasé la película preguntándome dónde había estado escondido este chico. Celda 211 es una gran película y a tenor de lo que pude observar en la entrega de premios, una película hecha con mucho amor y con una dirección de actores impecable, a cargo de Daniel Monzón. No entendí, sin embargo, el premio que se le otorgó a Marta Etura, el de mejor actriz de reparto. No es ni de lejos su mejor papel y sus competidoras Verónica Sánchez y Pilar Castro, por Gordos (de Daniel Sánchez Arévalo), hubieran merecido llevárselo, cualquiera de las dos, aunque a mí me entusiasmó el personaje que hacía Pilar Castro, divertidísimo. A Vicky Peña en El cónsul de Sodoma no tuve oportunidad de verla, pero tratándose de ella supongo que estaría, como siempre, magnífica.

Raúl Arévalo ganó el premio a mejor actor de reparto por la interpretación de un delirante presonaje en Gordos. Demuestra, de nuevo, su gran versatilidad y su precisión a la hora de transmutarse en otros personajes. Está fantástico y he de suponer que se trató de una difícil decisión, porque Carlos Bardem clavó a un preso de origen sudamericano, chulo, chivato y sin escrúpulos en sus intervenciones en Celda 211. Resines está correcto. Y Darín (El baile de la Victoria no la he visto) me tiene entre sus más devotas seguidoras y creo que no me equivoco si digo que seguro está maravilloso en la gran damnificada de la noche, la película de Trueba.

Otra de las alegrías que me dio la noche fue el premio a mejor actriz revelación que fue a parar a manos de Soledad Villamil, una actriz completa, que llena la pantalla con una presencia y una fuerza envidiables, por El secreto de sus ojos (una gran cinta refrendada justamente con el premio a mejor película hispanoamericana, ). En el tandem con Ricardo Darín está sobrecogedora. Una pareja de cine que ya nos encandiló en El mismo amor, la misma lluvia (1999). Juan José Campanella hizo una apuesta segura al volver a reunirlos diez años después.

Me apena que La vergüenza, que ganó el Festival de Málaga y el Festival de Cine de Lorca, obtuviera tan sólo la nominación a dirección novel. La película de David Planell aborda el tema de la adopción desde un punto de vista nunca antes tratado, de una forma inteligente y con un ajustadísimo presupuesto.

jueves, 21 de enero de 2010

Fedra o la desilusión


Cuando uno se dispone a presenciar una Fedra encarnada por Ana Belén y dirigida por José Carlos Plaza lo hace, puede que erráticamente, frotándose las manitas. Eso fue lo que me ocurrió el viernes pasado. Lo más interesante fue la deslumbrante escenografía, que era una llamada al derramamiento de sangre, un acertado suelo plastificado, que reflejaba los púrpuras y rojos del gigantesco panel de fondo y la iluminación precisa y virtuosa. El panel, a su vez, servía de pantalla para ilustrar con proyecciones sutiles los cambios en las escenas. El resto de elementos, salvo la cama de Fedra (que aparecía y desaparecía según estuvieran o no en la habitación de Fedra), eran de atrezzo. El vestuario de la diva era perfecto, así como el del ama Enone (Alicia Hermida). El texto, versión de Juan Mayorga, era acertado, justo y evocador, pero tampoco esto sirvió para darle al espectáculo el empaque de obra total que yo, ineptamente, esperaba de él. Ana Belén mantuvo a su Fedra en picos de histerismo extremos durante toda la representación, lo que hacía tomar distancia de su dolor, por cansino y repetitivo. En cuanto a presencia escénica y expresión corporal estaba fantástica, pero esto se le presupone. Se deduce un error de dirección, Fedra no tiene altibajos, es una sucesión de agonías y aunque en algunos momentos hay destellos de verdad, el monotono los engulle. Alicia Hermida se destaca en muchas ocasiones, pero en otras, no sabría decir el porqué, se acelera y pierde pie, como si tuviera prisa. Del trío juvenil, encabezado por Fran Perea (¡Hipólito!), cabe decir que el texto les viene grande, que aprendieron sus papeles y los recitan. En el caso de los amigos, unas estéticas y equívocas (por la tensión sexual) luchas escénicas, con lanza incluida, rompieron el ritmo y embellecieron el conjunto. Mención especial me merece Víctor Elías, el pequeño de Fedra, que aún no habiendo bordado el papel, tuvo momentos de gran verdad escénica. De Teseo (Chema Muñoz) mejor ni hablamos, porque el poder casi telúrico que representa este personaje se desmadeja en una ejecución forzada y poco justificada.

Casi me olvido, cuando entra Hipócito, herido de muerte en brazos de su amigo, lo hace con una tela roja que se arrastra por todo el escenario... En fin, sobre este punto no añadiré nada más.

Lo que terminó de desquiciarme, fue la agonía del pobre Hipólito, en primer término, mientras el resto de personajes soltaban sus parrafadas unos tras otro. Nadie se acercaba a él, era desesperante, me daban ganas de levantarme de la butaca y abrazar a Fran Perea (fijaos lo que me hacen decir).

En mi descargo diré, que no creo que los actores (en general) estuvieran mal, si no que la dirección no se ocupó demasiado en cada uno de ellos, no se vislumbra un trabajo de grupo, no se siente la unidad del conjunto. La distancia entre el texto y los actores era palpable, demasiada reverencia a la palabra, poca interiorización de la tragedia.