Tampoco pudo ser el segundo intento. A su compañero le había encantado "Migo" pero, al llevarlo a casa, resulto irreconciliable con su gata.
Era sábado. Hasta el lunes no volvería a la facultad. Si durante la semana siguiente no conseguía que alguien adoptara al perro lo llevaría a un refugio. A ella NO LE GUSTABAN LOS PERROS.
No quería estar enganchada y comprometida a un animal...
Se echó en el sofá. Puso una película de esas dramáticas basadas en hechos reales. Le costó dormirse, todo lo contrario que Migo que hasta roncaba tumbado en su mantita de la cocina.
Cuando se despertó notó el peso de Migo sobre su costado. Desprendía una energía que nunca había sentido y entendió que el perro se sentía bien y protegido.
Notó una alerta en su interior pero volvió a quedarse cómodamente dormida.
2 comentarios:
Emocionante. Conozco a alguien que esta justamente en ese punto. Me emocionan esas sintonías de la vida.
Emocionante. Conozco a alguien que esta justamente en ese punto. Me emocionan esas sintonías de la vida.
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