Cerramos la puerta.
Por un segundo me quedé quieto frente al portón oxidado pensando que al fin cerraba algo que yo creía cerrado desde hacía años. Mientras los últimos bultos bajaban en aquel montacargas mucho más ruidoso que rápido subí a la última planta a dejar las llaves. El espacio, huérfano del uso para el que fue concebido, me recordó a Silent Hill y sus bastos e infinitos pasillos de macro espacios desnaturalizados. Los nuevos habitantes (mejor usuarios) de la azucarera apenas son vida en un espacio creado para tanta actividad. Abrí con esfuerzo una ventana del pasillo y vi cómo Granada dormitaba bajo la sierra y el cielo nublado de un 2 de enero. Las ilusiones que yo he puesto en el teatro son igual de importantes que Granada: parte de mi mismo... En ese momento pensé en una frase a la que nunca había dado mucho valor:
Por favor, nada de epílogos ni explicaciones. Además esta obra no precisa excusa. Nunca hace falta excusa cuando todos los personajes del drama acaban muertos y no queda nadie a quien echar las culpas. El ascensor paró, metimos los últimos trastos en el coche y arrancamos bajo un goteo que sería lluvia fuerte en breve. Entonces sentí una profunda (y muy cinematográfica) melancolía compuesta a partes iguales de nostalgia, lluvia y resaca de año nuevo. Para distraerme fui contándole a Kiko aventuras del teatro: Cuando fuimos a Noalejo y nos sentimos cómo los cómicos del Quijote... aquel pasacalles en que llevamos a Raquel atada por la calle Elvira... Lua metida en una sombrerera... Javi pintándose los calcetines en Motril... Aquellos primeros ejercicios en la casa de porras... Ensayos con las hadas en la terraza de casa... la escena interminable en la que los 21 figurantes hablaban a la vez... la Santa conjunción de los planetas Jupiter y Marte... Cuando nos abuchearon en Armilla... viendo los oscars en casa de Ángel... Cosiendo en casa de Penelope con Lola mientras veíamos una y otra vez "el perro del hortelano"... Haciendo las cabezas de Goma Espuma con Bola... Raúl pintando faldas en mi terraza... Discusiones en casa de Rafiki... La conga por mi casa tras una disparatada marcha post ensayo... El casting interminable para el sueño de una noche de verano... La mudanza de la casa de porras al trastero de Mamen... El loco aquel que hacía de fraile con Moi y Francis... La mora... ¿qué habrá sido de la Mora?...
Al llegar a casa ordenamos todo el vestuario... El poco que quedaba: las cosas más bonitas han desaparecido, supongo que la gente los guardo en casa por si se volvía ha hacer la obras y ya no lo devolvieron o quizás eran tan irresistiblemente preciosos que prefirieron conservarlos. Hace mucho que comprendí que yo no puedo esperar que todo el mundo entienda el teatro cómo yo, que amen al teatro por encima del aplauso... que respeten el futuro y el pasado del centro que tanta alegría les dio, gracias también a los que otros desde hacía 20 años hicieron... por eso me fui: cuando algo saca lo peor de ti mismo tú tiempo con ese algo ha terminado (bibiana fernández)... pero sigo sorprendiéndome de la devastación sufrida por los bienes del centro...
Aunque en realidad: ¿qué más da? ya no hay centro... Mirando las cosas del archivo (que también me traje a casa) decidí volver a ordenarlas para guardarlas. A mi no me sirve de nada todo esto, pero quizás alguien quiera retomar este pasado algún día. Nadie había tocado todos aquellos papeles, estaban tal y cómo yo los dejé después de ordenarlos: bocetos de vestuario, escenografías, libretos, facturas, dossieres de presentación, ordenes de gestión del centro... mil fotos de decenas de actores y actrices vestidos de colegiales (la cabaña envenenada), de época (fuenteovejuna), de romántica atemporalidad (leoncio y lena).. fotos de ensayos, de amor entre bambalinas, de maquillajes, de pasacalles... me las sabía de memoria por que en su día la repasé una y otra vez entusiasmado por continuar el legado de todos aquellos...
Repasé los recortes de presa que terminaban con el "el sueño...", nadie después tuvo a bien el perpetuar las noticias sobre nuestros exitos.
Ordené los libretos... lo representados y muchos que leímos con los que Penelope, Marcello, Ángel y yo habíamos fantaseado: el león en invierno, el cuervo, todo sobre eva, Nosises Off, El hombre la bestia y la virtud, en la Ardiente Oscuridad, Panorama desde el Puente... Cada uno me trajo un recuerdo y una sonrisa: cuánto teatro leído buscando ideas y montajes...
Hacía cinco años que no veía aquellas cosas pero para mi siguen siendo tan mías cómo de todas las personas que pasaron por allí y fueron felices usándolas junto a mi: Penelope, Marcello, Bola, Rafiki, Raquel, Sergio, Mamen, Alonso, Javi, Pascual, Vicky, Laura, Manolo el bombero, Eperanza, Carmen, Moises, Francís, Isabel, Paloma, Raul, Jesus, Ivan, Alex, Patricia, Maria del Mar, Juan, Angel, Laura, Lua y su novio, Silvia, Josué, Pepe, Leti, Auri... y Sandra... esa bendita Sandra que nadie supo nunca quién era y que tanta suerte nos trajo en los programas...
Todo: los vestuarios, algo de atrezzo, las pelucas, los sombreros y el archivo...todo queda a buen recaudo en mi trastero: aquí no os va pasar nada.
Lamentablemente para la basura quedaron otras cosas que yo no puedo conservar en casa: el banco de los artesanos, las sillas de Hipolita y Teseo, los farolillos, los bancos de La Dama Boba, las lanzas de los Guardas de los Figurantes... los restos del trono de Palomo el Santo... y otras cosas anteriores y posteriores a mi paso por el centro.
Me queda tan solo dar las Gracias al Comensal 4, a Palomo el Santo, al hombre del Higado y a Octavio que son parte de mi para siempre gracias al teatro... Me han ayudado, me ha servido de terapia en malos momentos, me han regalado sus frases y sus momentos, sus pareceres y sus actitudes... y agradecer también a La Conjala, la mujer del Higado, la Dama V, Helena y Finea que me hayan dado la mano para siempre, me hayan hecho tan feliz, y sobre todo que hayan creído en mi hasta en los momentos en que yo no lo hacía... Gracias nena: te quiero gracias al teatro y para siempre... sin ti tanto teatro no habría sido posible: te prometo que el día menos pensado volvemos al escenario
Cómo no hubo despedida, sólo recogida: aquí os dejo el texto que yo he seleccionado como homenaje al Centro Dramático Elvira
Y así termina esta historia o el recuerdo que me queda de esta historia. Espero que no les haya resultado ofensiva ni enojosa. Supongo que muchos ya la conocían, y que incluso pensarán que contar lo que tantas veces otros han contado, no tiene ni mérito ni interés… Bueno, creo que nunca es demasiado para contar una historia buena y que siempre hay nuevas visiones que dar…Pero si en algo les ha molestado, piensen que, como ocurre tan a menudo, han dormido un rato aquí, en el teatro, y que esta perípecia tonta y esta trama endeble han sido solamente fruto de su imaginación. En cuanto a nosotros apelo a su benevolencia: sólo somos la sombra de una sombra. Dejaremos de existir tan pronto se enciendan las luces de la sala y la vida recobre su pulso normal. No nos guarden rencor por esta osadía, ni a mi por mis maldades. Al fin y al cabo, ustedes también podrían ser personajes de ficción, imágenes de un sueño, que se volatilizan al despertar. Y también es posible que sea yo quien les está soñando a ustedes... ¿Qué más da? Tampoco está en nuestro poder enmendar las cosas. Son como son y no sirve de nada soñar que son distintas. Dejemos que todo siga igual y vayámonos, que es tarde y la jornada ha sido larga. Buenas noches y dulces sueños… Ahhh… Por cierto… Espero que no hayan olvidado mi nombre… Felices sueños…Felices Sueños CDE...