martes, 6 de diciembre de 2011

Jane Eyre


Apocalíptica y decimonónica como soy, no podía resistirme a un estreno como el de Jane Eyre, película condenada al ostracismo por los cines comerciales, proyectada en el último reducto granadino de cine independiente, Multicines Centro.


Creo que puede hablarse de dos categorías de lectoras, las que se emocionan con la insoportable “Cumbres Borrascosas” de la sufrida Emily Brontë y aquellas que se deleitan con “Jane Eyre” de la no menos sufrida Charlotte Brontë. Las borrascosas son aquellas que se identifican con la protagonista, Catherine, apasionada, voluble y caprichosa, torturada por un individuo salvaje, vengativo e insoportable, al que yo sólo tocaría con un palo. Siempre he pensado que las mujeres que dicen deleitarse con “Cumbres Borrascosas” acaban teniendo romances tormentosos y sufridos amores. Me gusta más Jane Eyre, quizá más aburrida, sensata e individualista pero mucho más interesante y además al final acaba con el tipo que quiere y no como alma en pena. Lo de sufrir de amor no va conmigo, ya me vacune de eso. Además me cautiva el Sr. Rochester, que me perdone mi gran amor Edmundo Dantes, pero es que el siglo diecinueve esta lleno de hombres interesantes.


Ninguna adaptación cinematográfica, salvo quizá aquella que protagonizaba Orson Welles, había hecho honor a la novela, sin embargo esta es maravillosa de principio a fin. La película resalta la complejidad de los personajes, lo misterioso de la atmosfera y ahonda en el desamparo de Jane, su soledad y también su fuerza, su independencia y su carácter. Dirigida con gran delicadeza, la película toma el núcleo, el corazón de la novela y se aleja del romanticismo facilón. Los actores son maravillosos, Jane, interpretada por Mia Wasikwoska perfecta en la ambivalente fuerza y fragilidad del personaje, pero lo mejor es el Sr. Rochester, interpretado por el hombre del momento, Michael Fassbender, todo fuerza, pasión y misterio, pero sobre todo deslumbrante en la ironía, completamente ajeno al romántico atormentado y cursilón. Nada de cursilería, absolutamente nada hay en esta película, esa se la dejamos toda a la calenturienta historia de Catherine y Heathcliff.

2 comentarios:

Áurea dijo...

Qué ganas de verla, vi una teleserie hace tiempo y me encantó la historia, pero no la he leido..
Seguro que tb me enamoraría de Rochester si lo leyera (en la serie que vi me fascinó),...jajaja, la de Edmond Dantés puede que me la haya leído unas tres veces, así que no me vendría mal un nuevo amor decimonónico...Iré a verla en cuanto pueda.
Un abrazo!! :)

La monaca di Monza dijo...

Estas tardando.