No hay un resquicio del corazón en que Shakespeare no haya hurgado con maestría de cirujano. Ni una sola emoción que no haya sido descubierta ante nuestros ojos al golpe de sus versos certeros.
Shakespeare es vida. Shakespeare es todo.
Rey Lear se representa hasta el 20 de abril en Madrid, en versión de Juan Mayorga y dirigido por Gerardo Vera para el Centro Dramático Nacional. No puedo mas que recomendarla, es una experiencia de una belleza atroz, que logra erizar la piel y sacudir al publico hasta la extenuación.
Un inconmensurable Alfredo Alcón se pone en la piel de Lear, despertando con su voz, rebosante del misterio de las tablas, la emoción contradictoria que despierta un padre déspota, un padre equivocado, un padre ofendido y vilipendiado, un viejo loco y sabio y digno de ternura.
Lear en la tormenta, abandonado por sus hijas ingratas, despojado de todo salvo la humanidad verdadera y desnuda de la victima de la injusticia. Un rey que se transforma en un hombre, un padre victima de sus hijos. La vejez como un lastre para los que llenos de juventud desean el poder sin haber alcanzado la sabiduría. El viejo como estorbo al que se le priva incluso de la compasión.
La puesta en escena sencilla, protagonistas luz y sombra, texturas que revisten el escenario y a los personajes acentuando el tono de tragedia, pero alejándose de la grandilocuencia que impediría que la obra se desplegase ante nosotros en su fiel humanidad.
Actores magníficos, voces llenas de matices que se proyectan en el patio de butacas alcanzando el corazón arrancando en mi caso, y en el de mi acompañante, las lagrimas.
En la versión que pone en escena el Centro Dramático Nacional no hay lugar para la impostación de la que a veces adolecen algunos montajes de Shakespeare, las palabras, los personajes, las situaciones rezuman verdad. El mensaje se pone en pie ante nosotros, en las voces de los actores, sin artificio que lo despoje de sentido, profundo e intemporal cómo sólo un genio, a través de los siglos, puede hacerlo llegar hasta nosotros.
Shakespeare es vida. Shakespeare es todo.
Rey Lear se representa hasta el 20 de abril en Madrid, en versión de Juan Mayorga y dirigido por Gerardo Vera para el Centro Dramático Nacional. No puedo mas que recomendarla, es una experiencia de una belleza atroz, que logra erizar la piel y sacudir al publico hasta la extenuación.
Un inconmensurable Alfredo Alcón se pone en la piel de Lear, despertando con su voz, rebosante del misterio de las tablas, la emoción contradictoria que despierta un padre déspota, un padre equivocado, un padre ofendido y vilipendiado, un viejo loco y sabio y digno de ternura.
Lear en la tormenta, abandonado por sus hijas ingratas, despojado de todo salvo la humanidad verdadera y desnuda de la victima de la injusticia. Un rey que se transforma en un hombre, un padre victima de sus hijos. La vejez como un lastre para los que llenos de juventud desean el poder sin haber alcanzado la sabiduría. El viejo como estorbo al que se le priva incluso de la compasión.
La puesta en escena sencilla, protagonistas luz y sombra, texturas que revisten el escenario y a los personajes acentuando el tono de tragedia, pero alejándose de la grandilocuencia que impediría que la obra se desplegase ante nosotros en su fiel humanidad.
Actores magníficos, voces llenas de matices que se proyectan en el patio de butacas alcanzando el corazón arrancando en mi caso, y en el de mi acompañante, las lagrimas.
En la versión que pone en escena el Centro Dramático Nacional no hay lugar para la impostación de la que a veces adolecen algunos montajes de Shakespeare, las palabras, los personajes, las situaciones rezuman verdad. El mensaje se pone en pie ante nosotros, en las voces de los actores, sin artificio que lo despoje de sentido, profundo e intemporal cómo sólo un genio, a través de los siglos, puede hacerlo llegar hasta nosotros.
6 comentarios:
Es decir, que no hace falta gastarse la milloná del CAT para hacer una obra que deje al público clavado en el asiento y el corazón fuera del cuerpo.
Intentaré verlo en Sevilla. Besos
No te lo pierdas...una lección en todos los sentidos, la adaptación, la interpretación y el gusto en todos los detalles...MARAVILLOSO así con mayusculas. Seguramente tambien se han gastado una millonada, pero en este caso creo que ha merecido la pena.
Lo de la millonada del CAT es otro cantar, la prueba evidente de que por mas que le cuelgues un texto que no se sostiene, no se sostiene, por mas gente que metas, obispos apabullantes humo y relumbron...cuando no engancha el mensaje las palabras y el ritmo aburres hasta a las ovejas...una pena... y eso dejando a un lado lo cutre de algunos de los actores...
Bueno... Estoy de acuerdo a medias... El CAT también ha hecho muy buenos montajes y con muy buenos repartos... Depende de qué obra, qué equipo y que director... Yo vi en el Teatro Español "El retablo de las maravillas" y era una "purquería" como diría Manuela Trasobares...
Asín mismamente como lo cuenta parese la vida de Andrés Pajares que está mu malito...
Ciertamente el CAT tambien ha presentado montajes estupendos, recuerdo especialmente el Romeo y Julieta de hace unos años, lleno de emoción y frescura, pero el de este año es el truño de los truños.
Sí, pero el truño que nos tragamos el otro día no tiene nombre...es una lástima, con lo que me gusta a mí Carlos Álvarez, verlo allí entre tan desconcertante locura, y acompañado de algunos actores patéticos, me dolió en lo profundo.
En fin, que claro que ha hecho cosas estupendas el CAt, pero esto clama al cielo, ¿por qué no decirlo? A ver si encontráis una crítica negativa por ahí al montaje, a ver quién es el guapo que la encuentra, claro, porque como es el CAT ya se le presupone una calidad añadida y obligatoria de antemano, de la que este montaje carece por completo, es una gastaera y un coñazo inadmisible...Menuda función social y de "servicio público" la que cubre en este caso.
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