miércoles, 19 de marzo de 2008

El golfo de Almasi



Existen momentos y periodos de mi vida de los que, francamente, recuerdas pocas imágenes aunque conserves muchos secretos y momentos en tu mente. Pocas instantáneas alcanzo a recordar de 1996 pese a que fue el año en que llegué a Granada, empecé la carrera y conocí a personas tan importantes para mi que aun son pilares fundamentales.
De las cercanías del Verano del 96 recuerdo que fue un momento agradable y dulce de mi vida, pero poco concreto... Sin embargo recuerdo el maravilloso acto de ir al cine a ver una de las películas que nunca jamás podré sacar de mi lista de favoritas. Su música me ha acompañado desde entonces y es, digamos, un "esencial" de mis rutinas. Tengo una carpeta en el ordenador que pongo casi a diario con mis imprescindibles y hay muchos temas de " El paciente Inglés"...
Las imágenes del desierto, aun hoy me hace sentir nostalgia y las identifico con aquel verano. Las pinturas de la gruta... La iglesia de las toscana... Una mujer herida y sola escribiendo un diario... Un hombre atormentado. Sueños de vida mejor, una guerra, una enfermera que encuentra su destino. El color, la luz, los vestuarios, el lujo colonial... El olor y el sabor que raramente somos capaces de percibir en una película... Todo eso será para siempre parte de mi.

El cuello de Scott Thomas como un desierto de carne humana con sus dunas y sus escotaduras me parece una de las imágenes más bellas e impactantes de la historia del cine.

Podría entrelazar con todo esto muchos sentimientos fastuosos del Talento de Mtr Ripley, sobre la Italia de las Vespas y el Festival de San Remo... De nuevo Luz, color, olor y sabor... Qué difícil ser un director de la talla de Minghella.

Me cuesta trabajo pensar que nunca habrá más. Pero no puedo evitar darle las gracias por hacer que un momento de mi vida quede para siempre relacionado con una película excepcional, que aquel verano fuese el verano del Paciente Inglés. Descubrí muchos sueños que había en mí en ese momento...

Ahora Usted se ha ido, señor Minghella, pero su legado, en mi corazón, es infinito. Nunca me cansaré de recordarle.

6 comentarios:

Micomicona dijo...

Escotadura supraesternal.

Maravillosa película y maravilloso año. Me llevó a verla alguien especial para mí en aquellos días, y luego me regaló la banda sonora con una preciosa dedicatoria. Siempre que la escucho me acuerdo con nostalgia de aquella época.

Vicky dijo...

Es cierto que las sensaciones saltan de la pantalla, es absolutamente sensorial. Es una película de una gran belleza, con algunos momentos de crueldad extrema... Pero para mí ninguno como el de Juliette Binoche colgada del techo balanceándose. Yo también he estado hoy de funeral, el padre de mi amiga, aproximadamente con a edad de Minghella. 2008 no es el año, habrá que esperar al 2009 para que la suerte sonría.

La monaca di Monza dijo...

Pues a mi con “El paciente Inglés” me ocurre algo parecido, esta asociada íntimamente a un momento importante de mi vida. Aquel fue el verano del desamor. Por aquel entonces no sabia que aquello tan fuerte que sentía era una vacuna iba a inmunizarme para el resto de mi vida. Yo solo sabia que hasta el ultimo pelo de mi cabeza le echaba de menos. Nunca volvería a sentir nada parecido (por suerte). Fui con una amiga que consiguió sacarme de casa para ver aquella película, pero los ojos del paciente inglés tenían exactamente el mismo color que los suyos. No paré de llorar. Un drama. Pero la película me encantó. Y creo que esta llena de escenas memorables. Sin embargo me quedo con un pasaje del libro que está sabiamente introducido en al película por Minguella:

“Morimos con un rico bagaje de amantes y tribus, sabores que hemos gustado, cuerpos en los que nos hemos zambullido y que hemos recorrido a nado, como si fueran ríos de sabiduría, personajes a los que hemos trepado como si fuesen árboles, miedos en los que nos hemos ocultado, como en cuevas. Deseo que todo eso esté inscrito en mi cuerpo, cuando muera. Creo en semejante cartografía: las inscripciones de la naturaleza y no las simples etiquetas que nos ponemos en un mapa, como los nombres de los hombres y las mujeres ricos en ciertos edificios. Somos historias comunales, libros comunales. No pertenecemos a nadie ni somos monógamos en nuestro gusto y experiencia. Lo único que yo deseaba era caminar por una tierra sin mapas.”

Victoria Ascanio dijo...

precioso querida... que emoción. Que gran interprete minghella de tan buena partitura. Dice Maria Joao Pirés que las piezas más dificiles de tocar son las perfectas, esa cualidad de perfeción hace casi imposible que el resultado sea optimo... ahí debe residir el valor de los genios.

Que gran película. Veo que estamos en lo mismo todos con ella...

Yzma dijo...

También a mi me pasa como a victoria, a pesar de tener grandes lagunas de esa época recuerdo el día que fui a ver la película y por supuesto con quién fui, lo recuerdo con mucho cariño... lo que hace el tiempo.

No debemos olvidar además, que el señor Minghella era fans así en plural de mi Jude, y eso tendremos que agradecérselo siempre.

Anónimo dijo...

VIZCONDE DE VALMONT

Qué pena de muerte. Recién llegado de un horrible viaje, abro el blog y me encuentro con la noticia. Realmente creo que películas como El paciente inglés, justifican la existencia del cine. Los personajes son fantásticos, así como el color y las texturas. Además de los protagonistas, el marido de Scott Thomas y Willem Dafoe realizan estupendas interpretaciones en fantásticos papeles. Toda el film está repleto de maravillos momentos. Además de los destacados por las Victorias, a mí me encanta la escena inicial volando en el aeroplano con el pelo de ella al viento. Una escena romántica como pocas, con el incentivo de no ser lo que parece. Ternura, romanticismo, traición...y todo aderezado con la arena amarilla del desierto.