viernes, 28 de marzo de 2008

Calder y el equilibrio de la vida


Desde que era una adolescente sabía que me casaría con un artista, por eso ninguna de mis amigas se sorprendió cuando les presenté a aquel italiano con las manos manchadas de pintura que apenas entendía nuestra lengua. Aquel pintor de paisajes imposibles es ahora mi marido, y pronto hará diez años que estamos juntos. De un artista se aprenden muchas cosas, estar cerca de uno hace la vida especial eso lo sabia la extraña jovencita que yo era.


Hay territorios del universo de mi artista particular que no puedo compartir, no puedo introducirme en sus silencios cuando se abstrae meditando en paisajes imposibles, tampoco puedo someterlo a horarios o disciplinas, y a veces su serenidad zen me saca de quicio, sin embargo con él he aprendido a deleitarme con el arte, he comprendido los misterios del que a veces parece un indescifrable lenguaje. Visitar un museo con mi artista particular constituye en si mismo un extraordinario y delicioso viaje. Mi primera visita con él al Museo del Prado fue como dar una vuelta al mundo, todavía recuerdo sus lagrimas frente a los cuadros de Goya. Luego vendrían muchos más museos, ferias de arte, exposiciones, visitas a los estudios de sus compañeros, el Prado del derecho y del revés, el Metropolitan, el MOMA...paso a paso, exprimiendo para mi cada cuadro, cada obra, haciéndome reparar en detalles que escaparían si no a mis ojos inexpertos.

En el equilibrismo que es mi vida en los últimos días he recordado una exposición que visitamos en el Reina Sofia, una retrospectiva de un artista que para mi fue una auténtica revelación: Calder. Un escultor maravilloso famoso por sus móviles, compuestos por láminas de metal de diferentes colores, sensibles a cualquier movimiento del aire, Calder fue un escultor capaz de conferir movimiento a la escultura dotándola de vida celeste, conectándola con los movimientos planetarios o estelares, con la rotación de los astros.

Los equilibrios imposibles que consigue, la sutileza y la poesía de sus piezas provocan a su contemplación una perceptible ralentización de la realidad. Recuerdo una sala inmensa del Reina Sofia plagada de aquellos móviles, convertida en un bosque mágico dotado de aquel hermoso temblor. Suaves giros de hojas artificiales de vívidos colores impulsadas por el simple vibrar del aire a nuestro paso.


Pensaba el otro día sobre lo difícil que resulta mantener el equilibrio en el tenso alambre de la vida, agarrar con firmeza el paraguas e ir dando pasito a pasito, sin dejarse atemorizar por la parte del trayecto proyectada sin red sobre el vacío, creo que es mas hermoso girar como las piezas de Calder suspendidas en el aire, en el mágico equilibrio de sus bien diseñados contrapesos, sensibles a la atmósfera, incluso a los suspiros, con el único fin de hacer de la vida poesía.

“Si todo funciona, un móvil es un trozo de poesía, que danza de pura alegría de vivir, y sorprende.” ALEXANDER CALDER

4 comentarios:

Anónimo dijo...

VIZCONDE DE VALMONT

Qué maravilloso comentario!. Calder es un creador único que dotó a la escultura de algo nuevo. Lo que los historiadores llamaron escultura cinética (vil nombre para denominar a la escultura viva), se convierte en una experiencia nueva. Después de él, la ecultura además de ser arte en tres dimensiones, se convirtió en arte en movimiento. Gracias por recordarme a tan genial artistas.

PD: Vuelve a invitarme al blog, que hace mucho tiempo que quiero escribir sobre uno de mis pintores favoritos, el gran Sean Scully.

Vicky dijo...

¡Qué belleza! No sólo por Calder sino por todo lo anterior,sigue así, estás en el camino, disfrútalo aunque parezca imposible. A ver si te encuentras mejor y nos vemos esta noche, sino ya los saludo de tu parte.

Anónimo dijo...

más allá de Calder, que para mi vino a demostrar que el arte puede ser de muchas maneras y que no todo está inventado... más allá de eso que hermoso tener a tu lado ojos que vean otras cosas y nos las enseñen...
Resulta curioso como a veces presentimos el futuro. Un día me gustaría hablar sobre ello pero tengo que poner en orden lo que siento en esto para poder expresarlo...
Un beso

Infanzón Chu en Lai dijo...

gran post, sí señor! con que poco texto has apuntado tantísimos asuntos: amor, arte, incertidumbre y equilibrio.

He recordado a mi padre, que reconocía que fue mi madre la que le hizo apreciar el arte y buscar sus arcanos y protocolos ocultos.

Sigue así... plantando ese brezo entrelazado y vigoroso. Lo bueno solo puede traer cosas buenas. Doy fé.

Besos!