El protagonista de “Victoria” de Joseph Conrad (una de mis lecturas veraniegas) es un personaje que “había organizado para si ese poco de muerte que es posible tener sin dejar de vivir” esta genialidad de frase no es mía procede de otra de mis lecturas estivales “El gatopardo”, pero de la Sicilia decimonónica hablaremos otro día.
“Victoria” es una de esas novelas en las que consigues habitar durante el tiempo que dura su lectura. No es lectura “a secas” digamos que es casi una experiencia vital, por que por encima de todo el exotismo del escenario en que se desarrolla, por encima del romántico universo que Conrad describe para mostrarnos la vida colonial del archipiélago Malayo, trasciende una lección profunda sobre la vida, una enseñanza valiosa sobre lo arbitrario de la existencia, la debilidad ante lo imprevisible y el valor ante la fatalidad.
El Barón Axel Heyst ha hecho de si mismo una isla, y en una isla se recluye. En Samburan, sólo, bajo la amenaza latente de un volcán quejumbroso Heyst pretende escapar de todo aquello que le exija el esfuerzo de vivir. Sin embargo encontrar a una mujer y amarla es la primera grieta por la que la vida irrumpe en su calmada y serena existencia. La isla que parece ser un refugio, casi un paraíso para los dos, se convierte en una trampa cuando irrumpe el riesgo, el peligro, lo imprevisible.
Tres hombres, que en si mismos pueden representar todos los miedos, el horror, la violencia, la sinrazón, y dos seres indefensos que se ven obligados a pelear no ya por sus propias vidas sino por la vida del otro, la vida del amado.
Maravillosos personajes, entre ellos el siniestro "Mr. Jones a secas” uno de los malvados mas escalofriantes que recuerdo. Diálogos llenos de tensión, ambientes recreados a la perfección, y una deslumbrante capacidad de llevar al lector a todos los estados de ánimo de los personajes, a la comprensión absoluta de sus acciones. La habilidad de conseguir que el lector sienta el escalofrío en la espalda, el sudor frío del miedo, la inevitable ansiedad en la lucha por la supervivencia.
Toda una aventura, un libro que definitivamente encumbra a Conrad como uno de mis autores favoritos.
“Victoria” es una de esas novelas en las que consigues habitar durante el tiempo que dura su lectura. No es lectura “a secas” digamos que es casi una experiencia vital, por que por encima de todo el exotismo del escenario en que se desarrolla, por encima del romántico universo que Conrad describe para mostrarnos la vida colonial del archipiélago Malayo, trasciende una lección profunda sobre la vida, una enseñanza valiosa sobre lo arbitrario de la existencia, la debilidad ante lo imprevisible y el valor ante la fatalidad.
El Barón Axel Heyst ha hecho de si mismo una isla, y en una isla se recluye. En Samburan, sólo, bajo la amenaza latente de un volcán quejumbroso Heyst pretende escapar de todo aquello que le exija el esfuerzo de vivir. Sin embargo encontrar a una mujer y amarla es la primera grieta por la que la vida irrumpe en su calmada y serena existencia. La isla que parece ser un refugio, casi un paraíso para los dos, se convierte en una trampa cuando irrumpe el riesgo, el peligro, lo imprevisible.
Tres hombres, que en si mismos pueden representar todos los miedos, el horror, la violencia, la sinrazón, y dos seres indefensos que se ven obligados a pelear no ya por sus propias vidas sino por la vida del otro, la vida del amado.
Maravillosos personajes, entre ellos el siniestro "Mr. Jones a secas” uno de los malvados mas escalofriantes que recuerdo. Diálogos llenos de tensión, ambientes recreados a la perfección, y una deslumbrante capacidad de llevar al lector a todos los estados de ánimo de los personajes, a la comprensión absoluta de sus acciones. La habilidad de conseguir que el lector sienta el escalofrío en la espalda, el sudor frío del miedo, la inevitable ansiedad en la lucha por la supervivencia.
Toda una aventura, un libro que definitivamente encumbra a Conrad como uno de mis autores favoritos.
4 comentarios:
Muchas gracias, Monaca di Monza...
Yo que soy un ávido lector veraniego andaba un poco apático con la lectura, nada me apetece ni me engancha...
Pero con esta apasionada descripción, en cuanto salga a la calle iré a la busca y captura de conrad y su victoria...
Un abrazo, y espero verla pronto por Granada.
Igualmente!
Desde luego que me apunto la recomendación,el nombre promete, je,je , a veces no salen tan mal y hasta se acierta...ya ves.
Jajajaja el nombre de la novela es hermoso, pero cuando la terminas resulta mas bonito aún. La tienes a tu disposición.
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