viernes, 26 de septiembre de 2008

Los aires difíciles






La novela de Almudena Grandes me ha hecho evocar mi Cádiz natal, este verano he estado unos días, pero han sido muchos otros lo que he vivido allí, junto con mi familia, con mis padrinos y otros amigos que ya quedaron atrás. Al brillante recuerdo se impone, muchas veces, la cruda realidad del paso del tiempo, el deslucimiento de una imagen bien guardada y arropada en la memoria, que se hace patente al mirar de frente a la realidad. Cuando bajé del tren en Puerto Real, me costó poco encontrar la calle Sagasta para dirigirme a casa de mis padrinos, el mar resplandeciente al fondo, al mediodía, cegándome. Las casas blanquísimas, los balcones con flores...bello, humilde y mucho más pequeño de como aparece en las fotografías de mi ideario sentimental. Mi madre pintó muchos cuadros en Puerto Real, hay un velero al atardecer que se lo quedó mi hermano y es soberbio, pero hay uno del puerto, con las barquitas de los pescadores, con la marea baja...que retrata perfectamente la esencia de aquel lugar, que aún sigue intacto, como en el cuadro, como si el ciclón tecnológico y frívolo de los últimos años no lo hubiera alcanzado. Es curioso el referente que utiliza la autora a lo largo de la novela, el aire, de levante y de poniente, cómo influye éste en el ánimo y en los sucesos, de cómo se convierte en un tema de conversación eterno (y eso sí es verdad, que se habla del aire), pero no porque no se tenga nada que decir, sino porque es importante, porque somo tan frágiles, que hasta el más mínimo cambio nos altera. Cádiz es una maravilla y lo que me ata a ella es más que mi nacimiento, son las vivencias y los preciosos regalos que suponen esas imágenes de la niñez que siempre van con nosotros. Para mí no hay ninguna playa como las de la "tacita de plata", ni puestas de sol, ni olas, ni temperatura, ni ritmo de vida...mejor que los de Cádiz.

7 comentarios:

Victoria Ascanio dijo...

con otras palabras parecería que lo había escrito yo...
Es curioso eso en común que tenemos los dos... Yo también soy de Cádiz capital y estoy muy vinculado a Puerto Real donde he pesado todos los veranos de mi niñez.

Cádiz es, para mi, el mejor sitio para reposar, pasear, meditar y disfrutar de la belleza. Nunca..vi mejor atardecer que en la Caleta... Una vez caminaba un poco errante en plan melancólico por Cádiz, destrozado por una ruptura y, de pronto el sol hundiéndose entre las barcas varadas junto al balneario me sobrecogió tanto que me hizo darme cuenta de que tanta belleza es tan posible que no merecía la pena estar triste...

Cádiz para mi es paz... Yo leí ese libro hace ya unos años y dio respuesta a una idea que yo tenía hacía mucho tiempo y era que alguien escribiese sobre como el viento condiciona a la gente en esa zona. Incluso llevando el libro en el bolso vimos un día a Almudena G. y Snape le pidió que me lo dedicara y le contó toda esta inquietud que yo tenía con el tema...

Un bello post Viqui... para mi pensar en Cádiz es sonreír siempre.Recuerdos, niñez, inocencia y mucha serenidad que agradable que compartamos esta sensación!!!

La monaca di Monza dijo...

Ciertamente es hermosa esa tierra, su paisaje, el brillo especial del sol y el aire...una tierra que invita a la alegria de vivir.

Cadiz es alegre y sencilla pese a su riqueza en historia y en naturaleza, hermoso lugar para encontrar los recuerdos de la infancia, y para hallar inspiración literaria.

No me gustó mucho,lo admito,el libro de Almudena Grandes, pero si recuerdo especialmente el tema del viento y como este es una constante en los avatares y reflexiones de los personajes, hablar del viento...esa ligazon al mar y a la naturales de la que carecemos los habitantes de ciudades de interior.

Hermoso.

Micomicona dijo...

Cádiz... mi terapia anual anti todo lo feo...

Vicky dijo...

Imaginé que estaríais de acuerdo ....y que alguien se atreva a decir lo contrario!!!
No sabía lo de la dedicatoria del libro Victoria, ¡qué buena forma de cerrar el círculo!
A mí la novela se me hizo en ocasiones larga, creo que algunas partes eran demasiado extensas, que las estiraba más de lo que era necesario. Pero, en general, me ha gustado, sobre todo la relación que se establece entre los personajes y la descripción de los más pequeños de la historia. También, las contradicciones de todos ellos, complejos y elementales. En fin, de cualquier modo me ha hecho reconciliarme con Almudena Grandes, después de aquella primera edición de "Las edades de Lulú".

Áurea dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Áurea dijo...

Acabo de descubrir este post... y no tengo más que decir... A mi me hace sentir vivo pasear por las calles estrechas, encontrar siempre el mar al fondo... Es terapéutico, como apunta Micomicona, y como recuerda también Victoria... La puesta de sol desde la Caleta es medicina natural...
Yo también nací allí... también amo las playas y la luz. besos a todos.

Infanzón Chu en Lai dijo...

Bien bonito este post de verdad