viernes, 28 de febrero de 2014

Clases de baile

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El otro día me comentó un amigo que él y su novia habían empezado a ir juntos a clases de tango.  Al principio me pareció una idea un tanto extraña, sobre todo por que mi amigo siempre ha sido un poco cortado, pero a medida que me contaba la ilusión que les hacía que llegara el día de la clase y lo que se reían en casa ensayando los pasos en el salón en medio de los muebles, empecé a pensar…

Las parejas debían ser capaces de bailar juntas.

Acompasar los pasos, medir las distancias, dejarse se llevar y saber llevar. El baile enseña mucho de eso, a estar juntos, a seguir el ritmo, a mirarse a los ojos.

Bailando hay que perdonar los pisotones, y a veces hay modificar el rumbo, hay que saber esperar.

Se puede susurrar al oído, sentir cerca los latidos del corazón del otro, acariciar, medir el espacio, mirar a los otros, pero también aislarse del mundo, compartir en silencio. 

El baile tiene mucho de rito, como el amor, mucho de anticipo y de sorpresa, y el cuerpo se pone en juego, aunque supongo que los mejores bailarines lo que más ponen en juego es el corazón.


1 comentario:

noelia dijo...

bailar, bailar, bailar, sola o acompañada.........tengo que poder volver a bailar........