y Pakistán fueron no más que palabras, proclamadas para seducir oídos
difíciles durante la campaña electoral?
Ojalá. Y ojalá no caiga ni por un momento en la tentación de repetir las
hazañas de George W. Bush. Al fin y al cabo, Obama tuvo la dignidad de
votar contra la guerra de Irak, mientras el Partido Demócrata y el Partido
Republicano ovacionaban el anuncio de esa carnicería.
Durante su campaña, la palabra leadership fue la más repetida en los
discursos de Obama. Durante su gobierno, ¿continuará creyendo que su país
ha sido elegido para salvar el mundo, tóxica idea que comparte con casi
todos sus colegas? ¿Seguirá insistiendo en el liderazgo mundial de los
Estados Unidos y su mesiánica misión de mando?
Ojalá esta crisis actual, que está sacudiendo los cimientos imperiales,
sirva al menos para dar un baño de realismo y de humildad a este gobierno
que comienza.
¿Obama aceptará que el racismo sea normal cuando se ejerce contra los
países que su país invade? ¿No es racismo contar uno por uno los muertos
invasores en Irak y olímpicamente ignorar los muchísimos muertos en la
población invadida? ¿No es racista este mundo donde hay ciudadanos de
primera, segunda y tercera categoría, y muertos de primera, segunda y
tercera?
La victoria de Obama fue universalmente celebrada como una batalla ganada
contra el racismo. Ojalá él asuma, desde sus actos de gobierno, esa
hermosa responsabilidad.
¿El gobierno de Obama confirmará, una vez más, que el Partido Demócrata y
el Partido Republicano son dos nombres de un mismo partido?
Ojalá la voluntad de cambio, que estas elecciones han consagrado, sea más
que una promesa y más que una esperanza. Ojalá el nuevo gobierno tenga el
coraje de romper con esa tradición del partido único, disfrazado de dos
que a la hora de la verdad hacen más o menos lo mismo aunque simulen que
se pelean.
¿Obama cumplirá su promesa de cerrar la siniestra cárcel de Guantánamo?
Ojalá, y ojalá acabe con el siniestro bloqueo de Cuba.
¿Obama seguirá creyendo que está muy bien que un muro evite que los
mexicanos atraviesen la frontera, mientras el dinero pasa sin que nadie le
pida pasaporte?
Durante la campaña electoral, Obama nunca enfrentó con franqueza el tema
de la inmigración. Ojalá a partir de ahora, cuando ya no corre el peligro
de espantar votos, pueda y quiera acabar con ese muro, mucho más largo y
bochornoso que el Muro de Berlín, y con todos los muros que violan el
derecho a la libre circulación de las personas.
¿Obama, que con tanto entusiasmo apoyó el reciente regalito de setecientos
cincuenta mil millones de dólares a los banqueros, gobernará, como es
costumbre, para socializar las pérdidas y para privatizar las ganancias?
Me temo que sí, pero ojalá que no.
¿Obama firmará y cumplirá el compromiso de Kyoto, o seguirá otorgando el
privilegio de la impunidad a la nación más envenenadora del planeta?
¿Gobernará para los autos o para la gente? ¿Podrá cambiar el rumbo asesino
de un modo de vida de pocos que se rifan el destino de todos?
Me temo que no, pero ojalá que sí.
¿Obama, primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos,
llevará a la práctica el sueño de Martin Luther King o la pesadilla de
Condoleezza Rice?
Esta Casa Blanca, que ahora es su casa, fue construida por esclavos
negros. Ojalá no lo olvide, nunca.
Eduardo Galeano, escritor y periodista.
1 comentario:
Muy bueno...
Yo me alegré sobremanera con la victoria de Obama,quiero creer que constituye realmente un punto de inflexión en la historia de EEUU y del mundo.
Pero a veces me dan ramalazos de pesimismo y pienso que sera el presidente que esperamos solo si le dejan....Ojala que no.
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