Expiación es una novela que contiene una pregunta:
“¿Como puede una novelista alcanzar la expiación cuando, con su poder absoluto de decidir desenlaces, ella es también Dios?
Y esa pregunta, que es la piedra sobre la que gira toda la novela, es una puerta que se abre hacia una reflexión profunda sobre la literatura y sobre el poder de ésta para transformar la vida, para cambiar el pasado y los recuerdos. Tras la muerte seremos tan imaginarios como los personajes de una novela, nadie recordará nuestra vida tal y como nosotros la vivimos, ni las razones que conformaron nuestras decisiones a menos que alguien las escriba, y el escritor entonces es un Dios que crea y que destruye pero que jamás podrá alcanzar la redención para si mismo por que es en si mismo juez y parte.
Expiación es una novela hermosa, profundamente inglesa, comienzas a leer y crees sentir los límpidos ecos de Jane Austen, hasta que presientes algo sórdido y amenazante capaz de destruir el mundo de finales felices que culminan en la puerta de la vicaria. Una sola palabra destruye un mundo perfecto, un solo gesto, una única decisión puede cambiar la vida entera.
También es una novela sobre el tránsito de la infancia a la madurez, el autor consigue con brillante precisión trasladarnos al momento clave del descubrimiento del “yo” el momento en el que la infancia se desploma ante la cataclismo del hallazgo de la propia individualidad. Y de nuevo la literatura, la literatura como un instrumento en las manos de una niña que cree poder diseñar un mundo ordenado y a salvo de las ingerencias y los poderes perturbadores de los deseos de los demás.
Expiación es una historia bella e intensa trasladada escrupulosamente al cine por Joe Wright que consigue transformar en bellas imágenes la impronta que deja la novela, y tal y como consiguió con “Orgullo y prejuicio”, no desmerece la obra literaria, sino que de alguna manera la complementa, completando, sobre todo en lo que se refiere a la estética, los vacíos que a veces quedan en la imaginación tras la experiencia lectora. Estupendos los actores, en especial la bellísima Keira Knightley, y muy destacable la banda sonora que toma el pulso a la historia consiguiendo integrar su sentido de relato literario (esto lo entenderán los que hayan visto la película). Toda una experiencia novela y película absolutamente recomendable.
“¿Como puede una novelista alcanzar la expiación cuando, con su poder absoluto de decidir desenlaces, ella es también Dios?
Y esa pregunta, que es la piedra sobre la que gira toda la novela, es una puerta que se abre hacia una reflexión profunda sobre la literatura y sobre el poder de ésta para transformar la vida, para cambiar el pasado y los recuerdos. Tras la muerte seremos tan imaginarios como los personajes de una novela, nadie recordará nuestra vida tal y como nosotros la vivimos, ni las razones que conformaron nuestras decisiones a menos que alguien las escriba, y el escritor entonces es un Dios que crea y que destruye pero que jamás podrá alcanzar la redención para si mismo por que es en si mismo juez y parte.
Expiación es una novela hermosa, profundamente inglesa, comienzas a leer y crees sentir los límpidos ecos de Jane Austen, hasta que presientes algo sórdido y amenazante capaz de destruir el mundo de finales felices que culminan en la puerta de la vicaria. Una sola palabra destruye un mundo perfecto, un solo gesto, una única decisión puede cambiar la vida entera.
También es una novela sobre el tránsito de la infancia a la madurez, el autor consigue con brillante precisión trasladarnos al momento clave del descubrimiento del “yo” el momento en el que la infancia se desploma ante la cataclismo del hallazgo de la propia individualidad. Y de nuevo la literatura, la literatura como un instrumento en las manos de una niña que cree poder diseñar un mundo ordenado y a salvo de las ingerencias y los poderes perturbadores de los deseos de los demás.
Expiación es una historia bella e intensa trasladada escrupulosamente al cine por Joe Wright que consigue transformar en bellas imágenes la impronta que deja la novela, y tal y como consiguió con “Orgullo y prejuicio”, no desmerece la obra literaria, sino que de alguna manera la complementa, completando, sobre todo en lo que se refiere a la estética, los vacíos que a veces quedan en la imaginación tras la experiencia lectora. Estupendos los actores, en especial la bellísima Keira Knightley, y muy destacable la banda sonora que toma el pulso a la historia consiguiendo integrar su sentido de relato literario (esto lo entenderán los que hayan visto la película). Toda una experiencia novela y película absolutamente recomendable.