No había hablado con nadie sobre "amigo". No hablar de él camuflaba su preocupación.
Fumaba mientras corregía unos exámenes en silencio.
A ratos le venía la imagen del perro cruzando la calzada y su mirada profunda.
Habían pasado cuatro días.
En la clínica le habían dicho que estaba muy débil y era difícil que se recuperara. También le dijeron que llamarían si el perro fallecía. En cierta manera le alegraba no tener noticias.
A las ocho y media se dio cuenta de lo tonta que estaba siendo y llamó a la clínica.
-Su perro se está recuperando milagrosamente, en un tres o cuatro días lo tendrá en casa de nuevo.-
No pudo retener una lagrimilla furtiva (como la de la canción).
Ahora tocaba encontrar un dueño para "Amigo".
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