miércoles, 8 de enero de 2014

La maravillosa historia de Madame de Florian

En Estación diseño imparto la asignatura de Cultura del Diseño de Interiores dentro de Grado de Diseño de Interiores. Este tesoro es sin duda un perfecto argumento para una case de historia de la decoración...

En 1942 París dejó de ser una ciudad amable y romántica. Las casas de moda como Dior o Balenciga cerraron, los diseñadores gráficos (Cassandre, Erté, Carlú...) se exiliaron a Estados Unidos  y muchos parisinos abandonaron el continente en busca de un futuro más alentador en América. Dicen los cronistas que la ciudad nunca ha recobrado la luz dorada y la riqueza de aquellos felices años en el que parecía que nada malo puede ocurrir en París.
Marthe de Florian abandonó París ante la invasión alemana y se refugió en el sur del país en busca de una vida tranquila. Cerró su precioso apartamento de Pigalle (cerca de la Opera Gardnier) dejándolo tal y como ella lo había vivido. Sin duda pensaba volver algún día, ya que hasta su muerte continuó pagando el alquiler; pero nunca regresó.  
Aquella puerta, en aquel señorial edificio, quedó cerrada durante 60 años sin que nadie se percatase de que el interior de aquel piso permanecía congelado desde 1942... Tras la muerte de Madame de Florian, fruto del inventario judicial de sus vienes, ha aparecido esta joya en el estado en el que ella lo dejó al huir precipitadamente.
¿Quién era Marthe de Florian?. Además de actriz de profesión sabemos  esta mujer fue una presencia habitual de los círculos intelectuales parisinos. Entre sus amantes Georges Clemenceau (primer ministro Francés 1917-1920), y el fabuloso pintor Giovani Boldoni cuyas cartas continúan entre los documentos que quedaron allí olvidados. Testimonio de este amor es un maravilloso retrato de nuestra protagonista que Boldoni que aun colgaba de las paredes del salón (recientemente subastado batiendo el récord de este pintor). 
Un exótico hallazgo que retrata aquella sociedad caprichosa del Art Decó, donde se mezclan obras de arte, muebles del XIX, peluches y animales disecados. Estas imágenes hablan por si solas... Un nostálgico viaje al pasado que hemos tenido la suerte de reencontrar para poder soñar con aquel luminoso París... ¿Quién no ha soñado alguna vez una vida como la de esta mujer?






1 comentario:

La monaca di Monza dijo...

Cuando salió la noticia pensé en cómo la poesia a veces irrumpe en la vida cotidiana. Esta historia está llena de eso, de poesia.

Pienso en el silencio de esa casa cerrada, en el cambio de la luz dia tras día sobre las paredes y los objetos, el polvo día tras días acumulándose de forma sosegada sobre los muebles...

Las cartas de amor,los libros, los cuadros, los perfumenes dentro de sus frascos abandonados al tranquilo discurrir del tiempo...como un tesoro escondido que no espera ser descubierto.

Amore gracias por traerlo al blog.