martes, 29 de septiembre de 2009
¿Aeh?
Caminaba yo por las calles bombardeadas de Graná, con sendos cráteres en los talones y andar triste y lisiado.Pensaba si coger un taxi, arriesgándome a no llegar a casa por culpa de las hordas de infantes hambrientos, o si subir andando la cuesta del pescao y ofrecer mi sacrificio a la Virgen de las Angustias por la salvación del mundo. Pero justo cuando estaba a punto de poner a Dios por testigo, noté un aliento húmedo en el mismísimo cogote:
Señor anciano con perro: ¿Qué hora es?
Una servidora: ¿Disculpe?
Señor anciano con perro: Que qué hora es, aeh.
Una servidora: Las siete y cinco.
Señor anciano con perro: Las siete y cinco, aeh.
Mirome, fuese, y no hubo más
En este trance al perro con señor anciano le dio tiempo de orinar a escasos diez centimetros de mi pie doloroso.
Mira que llevo años en Graná, pero aún no se diferenciar bien la mala follá granaína de la mala educación universal.
Paso a mostrar en una breve lección cómo se pregunta la hora en galaxias alejadas del efecto Costales.
1º. Se acerca uno a la persona de la cual se requiere la información horaria y, cortesmente, se llama su atención:
- "Disculpe, señorita".
2º. Como somos personas educadas, saludamos de forma correcta:
-"Buenas tardes".
3º. Ahora es el momento de formular nuestra pregunta, de forma clara, sin onomatopeyas ni adornos:
-"¿Podría decirme la hora, por favor?".
4º. Tras recibir la respuesta, como seguimos siendo personas educadas, mostramos agradecimiento:
-"Gracias"
Es recomendable no permitir a nuestras mascotas acercarse demasiado a la persona informante cuando padezcan dolencias prostáticas, intestinales o nerviosas.
Fácil.
lunes, 14 de septiembre de 2009
TOKIO BAJO LA ATENTA MIRADA DE UNA "GAFAPASTA"
Vuelvo, más mala que nunca...
La ocasión lo merece.
La mediocridad cultural es una viscosa melaza que lo impregna todo. El mundo esta lleno de seres que se creen especiales, seres que por que un día, con el síndrome premenstrual o la resaca dominical han dejado escapar una lagrimita ante un Haiku extraido de una cutre edición para occidentales, creen sintonizar con la eternidad. Personas que no detectan las interferencias de lo inane en sus postizos cerebros bienpensantes.
Me temo, sintiéndolo mucho, que una de estas personas es Isabel Coixet, lo lamento profundamente. Durante un tiempo pensé que era capaz de ir mas allá del olor de las nubes, pero creo que no hay redención para una directora que es capaz de presentarnos una película tan mala como “Mapa de los sonidos de Tokio”.
Jugando a las cuatro esquinas con “Deseando amar”, “Lost in Traslation”, “Hiroshima mon amour” y el “Ultimo tango en Paris” es la directora la que ciertamente necesita un mapa.
¿Dónde esta Tokio en medio de esos melancólicos polvos que echan la bellísima señorita oriental, asesina a sueldo de profesión, y el grasiento sumiller español? Tokio, para nuestra querida gafapasta, no es mas una sucesión de hermosas imágenes que ni siquiera se ha molestado en sintonizar ni con la trama ni con las emociones o sentimientos de los personajes. La película viene a ser como una tarde con una amiga que nos enseña sus instantáneas de Japón mientras distraídamente miramos una versión occidental y descafeinada de “El imperio de los sentidos”.
Superficial, una mirada de turista que se centra una y otra vez en estereotipos, en lugares comunes. Una manida voz en off superflua e innecesaria, personajes incoherentes, vacuos, diálogos cargados de pesados y huecos silencios un excesivo uso de eslóganes y frases lapidarias.
Cuando no tienes nada que contar, o lo que tienes que contar es tan malo, mejor es quedarse en casa leyendo Mafalda o masturbándose mirando a Marlon Brando untando mantequilla, es mas divertido, mas barato y te deja menos en evidencia.
Por que lo que esta película pone en evidencia es que esta Señora solo es capaz de dar un paseo por la superficie de las maravillosas películas que pretende emular. Un solo fotograma de "Lost in Traslation" desarma cualquiera de los vanos intentos de aproximación de esta vendedora de compresas con alas.
Y aparte de lo insoportable de la película, no se puede llamar directora de cine a una persona que da un papel protagonista a ese engendro de la interpretación que se llama Sergi Lopez. Como dice un chino que conozco, sencillamente intolerable.
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