viernes, 16 de enero de 2009

Kafka en la orilla del mar


Muchos han sido los libros que me han acompañado durante 2008, comencé con Tokio Blues de Murakami y, este año, como para no perder la costumbre y, como si el tiempo se hubiera suspendido, lo he inaugurado de nuevo con una novela del mismo autor: Kafka en la orilla. La prosa del japonés no da tregua al lector, más de setecientas páginas que se beben con igual ansia que el agua fresca en agosto. La construcción de los personajes es, de nuevo, para mí, sorprendente. Me pregunto el por qué de la descripción de detalles como lo que comen, cuándo y qué. Cuál es su forma de moverse, de qué marca son sus zapatillas o su gorra... Las referencias intelectuales a montones, desde Rousseau a Aristóteles, Eurípides, Beethowen, Truffaut, Haydn... Los sucesos extrordinarios, dejan de ser inverosímiles cuando te zambulles de lleno en la lectura, ¿flautas hechas con almas de gatos? Es posible. El chico de quince años más fuerte del mundo y el joven al que llaman Cuervo. Oshima, un muchacho con aparato reproductor femenino, pero que no tiene nada más de mujer, pero que, como le gustan los hombres, es ¿homosexual? Nakata, que dice ser tonto, pero que puede hablar con los gatos y hacer caer del cielo lluvias para nada usuales. La señora Saeki, viva a medias, escindida en dos mitades: una de quince años incorpórea, otra de más de cincuenta que se dedica a regentar una biblioteca y a escribir sus memorias para luego quemarlas. Una profecia nefasta, la de Edipo. La tragedia de vivir, el destino, la fatalidad y la belleza de encontrarse con uno mismo al final de la tormenta de arena.

5 comentarios:

La monaca di Monza dijo...

Ummmm... "Kafka en la orilla" esta en mi estantería pero me daba pereza adentrarme de nuevo en el universo Murakami, se necesita de cierta lucidez mental y emocional de la que ahora carezco, con mis escasas horas de sueño, sin embargo con tu comentario me estan entrando ganas locas...y además he recordado lo que disfruté, y disfrutamos todos comentándolo, con Tokio Blues...creo que lo leimos todos casi al mismo tiempo...gran novelista, grandes novelas.Besos.

Infanzón Chu en Lai dijo...

Que alguien me explique el final porque no le pillo el paso. Para variar con Murakami. Por lo demás es una novela estéticamente bella y tiene la virtud (que debe poseer toda novela) de trasladarte a un cosmos que reconoces pero que desconoces. Buen post!

Vicky dijo...

Llevas razón, te lleva lejos, lejos,...y a mí me apetecía perderme un poco. ¿Qué te explique qué? Te da la posibilidad de sacar un montón de conclusiones, de aplicarte lo que te interese, de creerte la parte que más te convenga...es un buen trato y una gran oportunidad de liberarte de los clichés. Besos

Anónimo dijo...

Prohibido contar el final. Aún no lo he acabado y me está encantando.

Chema.

Infanzón Chu en Lai dijo...

Pues el final es que el viejo y el camionero montan un grupo punk de mucho éxito pero que iirita mucho a los emocores. El niño se rebana el mandao pa ser como su amiguito y no estar to er día presa de erecciones incontenibles y la bibliotecaria prepara oposiciones a notarías japonesas y la felicita el tribunal luego. Y rompe el cuadrico balla, que solo le trae malos royos y como que le va rallando un poco lla.

Ah1 Y se compran entre todos un loft en la Costa Brava pero en multipropiedad (eso es lo chungo chungo de la novela, que aluego no se ponen de acuerdo en quien friega los tenedores, digo los palillos).

Ya hablaremos, Vicky.

Vesos y Vesículas!